Leer es un vicio solitario que se puede compartir.

Tengo otros pero suenan menos adecuados.

MI VENTANA AL MUNDO

Hay más de una perspectiva para ver el mundo y más de una forma de comprender la vida, quizá tantas como personas somos, ya que cada uno miramos alrededor desde una posición distinta, con una mentalidad o un sentimiento propio y personal.

Esta es mi forma de mirar el mundo, de comprenderlo y, en cierto modo, de interpretarlo: reflexiones, opiniones y dispersiones; solo mi mirada desde la ventana. A veces breve, un simple parpadeo




Morning Sun (Edward Hopper, 1952)


Esta ventana se abrió un septiembre, como todos los comienzos de curso, un año después de esta aventura bibliomaníaca pero en otra casa virtual

Después de dieciocho meses de convivir en paralelo, intentando mantener por separado mi locura lectora del resto de locuras, llegué a la conclusión de que esa era la mayor locura porque, al fin y al cabo, todo lo que pienso y lo que hago me convierte en lo que soy. 

O, como lo expresé en la entrada de despedida:

A veces cuesta tomar decisiones, aunque en el fondo sabes que son inevitables, y vas retrasándolas por un vago sentimiento de nostalgia anticipada, una especie de temor a perder una parte de ti que aferrabas con un fervor casi absurdo. El apego, la costumbre, una cierta forma de identidad. Es difícil deshacerse de los fragmentos del espejo en que te miras cuando te preguntas, con la ingenuidad del niño: ¿y si dejo de verme? En ese trocito de azogue hay un trocito de mí, ahora estoy incompleta. Pero no. Si lo miras bien verás que es solo un cristal vacío, que esa imagen reflejada no eres tú, que si te mueves un poco te verás entera de nuevo y, en realidad, no necesitas el espejo para saber que estás.

Este blog es un fragmento de espejo, un puñado de trocitos desprendidos de una parte de la imagen reflejada en el azogue de las palabras. Creí cuando nació, pronto hará dos años, que podía escindirme y mantener separadas las secciones resultantes, como si fueran independientes las unas de las otras. Lo creía de verdad. Este perverso hábito de diferenciar e identificar partiendo de la fracción, olvidando que lo que nos identifica es todo el conjunto de esas pequeñas cosas que nos diferencian al unirse en una totalidad. No puedo mirar en dos direcciones al mismo tiempo, no tengo las dos caras de Jano bifronte. Soy una y soy simple. Los lados que me componen no son tan distintos y, cuando los separo, tienden a reencontrarse.

Como hay un momento para cada acción bajo el cielo, hubo un momento para aventurarme y explorar posibilidades. Ahora ha llegado el momento de simplificar. Demasiadas puertas abiertas provocan corrientes de aire, por eso las he ido cerrando hasta encontrar mi espacio, mi habitación propia.

He puesto el espejo de cuerpo entero en la biblioteca, donde me siento tan cómoda, junto al sillón de lectura. También hay allí una ventana para mirar el mundo. Y un escritorio para contarlo.

Gracias a los que me leéis. 
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